El 8 de marzo, Día de la Mujer, quiérete mucho

Y qué tal si en lugar de esperar a que nos regalen rosas rojas el Día de la Mujer, nos inviten a cenar o nos manden 27 mensajes por whatsapp sobre lo valiosas, lindas, inteligentes y entregadas que somos ¿nos proponemos querernos a nosotras mismas?

¿Querernos? ¿quererte?

Sí. Que en vez de anhelar que te amen, decidas amarte un poco (¡o mucho!) más. Que en vez de indignarte porque no nos valoran lo suficiente, decidas autovalorarte más y dejes de juzgarte, limitarte y autoexigirte por no ser la ‘superwoman’ que nos vendieron (o nos autoimpusimos) que debíamos ser.

Supermujeres, superdivinas, superamorosas, supertrabajadoras, superexitosas, supermamás, superesposas,  superamantes, supercocineras, superentregadas, supereficientes, superresponsables, supercariñosas, supercomprensivas, supergenerosas, superalegres, superpacientes… Uff…

Seamos realistas: Somos humanas, mujeres humanas. Con nuestras luces y nuestras sombras, con talentos y mucho por aprender, con días buenos y otros no tanto, con virtudes y defectos. Con ganas de reír y bailar a veces, y muy cansadas o malhumoradas, otras. Con ganas de comernos el mundo, fuertes, emprendedoras, creativas, optimistas o hundidas en la ‘depre’, las preocupaciones, el fango de los pensamientos negativos o la tristeza. Esperanzadas a veces, resignadas otras. Luchando o fluyendo.

Así que propongo cuatro cosas (apúntatelo bien):

1. Olvidémonos -y que se olviden los demás- que somos mujeres maravilla o mujeres 10.

2. Tampoco somos víctimas, ni frágiles, ni valemos menos.

3. Todas (y todos) tenemos fortalezas y debilidades, y el poder de tomar buenas o malas decisiones. Cada una tiene su fuerza personal, su libre albedrío, su historia, sus emociones y vive unas circunstancias. Y podemos elegir qué hacer con todo eso: asumirlo, potenciarlo o transformarlo. Nunca ignorarlo.

4. Quien más debe darte, valorarte y amarte eres tú misma.  Y no sólo el 8 de marzo, todos los días del año.

¿Querernos? ¿quererte?

Sí. Regalarnos un espacio y un tiempo en soledad, para sentirnos con las manos en el corazón, presentes, serenas, y preguntarnos: ¿cómo estoy?, ¿qué quiero?. Ser capaces de ser compasivas con nosotras mismas, conectar con nuestras dudas y contradicciones. Ser capaces de apreciarnos. Observarnos, como quien mira desde una ventana: qué me gusta, qué no tanto, qué podría aceptar, qué podría soltar…

Admirarnos, no desde el ego, sino desde la verdad interior. Y descubrir nuestras heridas, abrazarlas, sanarlas…

Es hora de darnos un tiempo para nosotras: una ducha tranquila, un rato de lectura en el sofá, una siesta, un gusto gastronómico, un obsequio (eso que tanto sueñas que te den ¿por qué no te lo regalas a ti misma?). Una pausa, un respiro, una sesión de yoga, un masaje, una caminata, un momento de relax. Tiempo para nosotras, para mimarnos.

Y, claro, también un ratito de placer sexual… De acariciarte, sentirte, aunque tengas pareja o aunque estés sola. No te vas a consolar (¿quién diablos le puso ese nombre a los juguetes eróticos?), te vas a abrazar, te vas a besar, te vas a tocar, a darte placer…

¿Lo ves? Tú y quien más te debe querer: tú misma.

El autoplacer en las mujeres está subvalorado. Lleva siglos en las sombras, rodeado de prejuicios, de ideas pecaminosas absurdas, de mitos, de desconocimiento para las propias mujeres. Mira, ahí tienes tus manos. Y también los más sorprendentes juguetes sexuales.

Date la oportunidad de experimentarlo, de descubrirte en un momento tremendamente generoso, delicado y consciente: regalarte placer.

Feliz día de la mujer. Hoy y cada día del año.

Por Patricia Medrano

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